Javier, con su esponsa, Cynthia y su niña, Natalie.

Javier Espinosa escuchó de la Fe en el año de 1968 y con ese alegría que le caracterizaba rápidamente les comuncó a sus hermanos - Linda, Susana, Marcela, Hector y Rocío.


Aunque a decir verdad, cuando Javier conoció y aceptó la Fe Bahá'í cambió misteriosamente, mejoró en su trato y dejó ver su lado espiritual, lo cual sorprendió a sus familiares cercanos quienes, curiosos, le preguntaban en qué estaba metido y Javier contestaba que no entenderían con lo cual intrigaba a sus hermanos quienes insistían en saber y conocer a los Bahá'ís y finalmente, con mil advertencias, los fue llevando uno a uno hasta que todos sus hermanos y su madre, sus vecinos y sus compañeros de la prepa,
todos aceptaron a Bahá'u'lláh.