RECORDANDO A PABLO LUCAS

    Primera de muchas reuniones agosto de 1969.  Habiéndole insistido a mi hermano Javier aceptó llevarme un  miércoles a casa de Lele en la casa de Juanacatlan. Viajamos en autobus la Charla Hogareña iniciaba a las 7 pm.
    El departamento tenía una sala comedor de regular tamaño donde apenas cabíamos, los asistentes sentados donde se podía, escuchaban atentos una platica sobre la Fe Bahá'í, la Revelación Progresiva y sus Principios Básicos con frases de Unidad de la Humanidad y un poco de historia.  Nos tocó sentarnos en el suelo lo cual no nos importo nada.  Terminada la introducción se inició la conversación analizando los Principios:  La investigación Independiente de la Verdad y la Equidad de Género me atraparon.  El charlista era un delgado, apuesto y sonriente americano en sus treintas quien en un fluído español nos animaba, retándonos a participar.  Yo fui con mis prejuicios a una aburrida reunión religiosa que terminó siendo una tonificante discusión filosófica donde uno a uno los argumentos y los prejuicios eran socavados por brillantes razonamientos.  Al charlista todos le llamaban Pablo, mis prejuicios aumentaban al darme cuenta que era americano.  Yo me consideraba una rojilla antiyanqui que recién iniciaba mi carrera de medicina y orgullosamente mexicana pero, conforme transcurría la noche, enfrascados en inteligentes discusiones donde Pablo, Lele y Wolf se identificaron como bahá'ís y esclarecieron dudas esenciales en mi vida que nunca en mis clases de catequismo nadie pudo contestar, cómo cuando pregunté si sélo a través de Jesús se logra la salvación qué pasa con las buenas y espirituales personas que nacieron antes de la aparición de Jesu Cristo y la ansiada respuesta de Dios nunca nos ha dejado solos pues siempre nos ha enviado a sus Mensajeros a través de Krishna, Abraham, etc. a lo cual le llaman Revelación Progresiva y ninguno es mas grande que otro porque cada uno trajo la guía y respuestas que la humanidad necesitaba en la época en que aparecieron y formaron una gran civilización.  El mas reciente, Bahá'u'lláh, trae las enseñanzas necesarias para tener un mundo UNIDO.  La personalidad de Pablo era jovial, encantadora y un poquito burlona y sarcástica, todo lo cual le hacia inigualable.  Las horas transcurrieron sin darnos cuenta y de pronto Pablo, advirtiéndonos dijo, “Bueno les recuerdo que cada miércoles estamos aquí para continuar la reunión.”  Sacó una pequeña vela de cumpleaños y la puso en un platito, la prendió y dijo cuando se termine la vela se terminará la reunión.  El miércoles siguiente y el siguiente y el siguiente ocurrió lo mismo, la introducción era la misma y los argumentos que llevábamos cada vez eran mas intensos pero el inteligente Pablo siempre tenia mas repertorio.  Al cabo de un año éramos tantos asistentes a la casa de Lele que debíamos sentarnos en el suelo debajo de la mesa del comedor.  Las discusiones eran acaloradas y las risas intensas.  La introducción sobre la Fe Bahá'í la iniciaba Pablo y nos pedía a los asistentes que la continuáramos así como la explicación de cada uno de los Principios y al final siempre la vela se consumía y nos retirábamos.  En cada reunión se anunciaba a las personas que habían aceptado a Bahá'u'lláh en sus vidas.  Las Escuelas de Verano que se celebraban cada septiembre completaban la unificación del grupo.  Logramos tener un consolidado, sólido y fascinante grupo con gran sensación de pertenencia a la Fe Bahá'í, luchando por la justicia, la unidad de la humanidad, la libre investigación de la verdad, la equidad de género y el servicio a los demás. Visualizábamos estar toda la vida juntos codo a codo, cuando un nuevo reto surgio de los labios de Pablo.  Deberíamos separarnos, todo el país nos esperaba para dar el mensaje Bahá'í, parecía imposible, porque separar lo que estaba tan bien UNIDO.  Pablo insitió en cada reunión y en esa Escuela de Verano culminó con el LLamado a Pionería.  Era un hecho.  Nos esperaban, nos necesitan en varias ciudades de México y Latinoamérica y comenzó la petición, quien querría desprenderse del maravilloso grupo que teníamos y sucedió.  Uno a uno los amigos escogieron un lugar e hicieron la promesa de establecerse en las diferentes ciudades.  La intensidad de esa reunión fue grande, cuando Pablo preguntó sonriente quien querría ir a las Islas San Blas en Panamá, se levantaron dos manos de Victor y Mauricio, los jóvenes mas escandalosos del grupo y entonces el gran Pablo se quebró, no pudo controlar el llanto, apenas perceptible en sus pequeños y profundos ojos azules pero su gran nariz y su aun mas grande boca se hincharon y enrojecieron, el nudo su garganta apenas le dejaba pronunciar su agradecimiento y entonces supo que habíaa hecho bien su tarea.  Se cumplió el segundo hito.
Quien diría en ese momento que ese grupo de jóvenes llevarían la Fe a todo México;  Paco, Ale, Susana, Arturo, Gabby, hasta yo y el mismo Pablo y muchos más nos movimos de ciudad en ciudad sirviendo a Bahá'u´lláh.  Quien diría que Lele se regresaría a España.  Quien diría que Wolf muriera antes que Pablo.  Quien diría quien ganó entre la Dra. Edris que apostó por el D.F. y Puebla y Doña Val y Doña Edna que apostaron por Yucatán.  Por lo que supe después la Asamblea Local del D.F. estaba por perderse pues ya no completaban los mínimos nueve miembros bahá'ís mayores de 21 años en la ciudad para elegir la nueva Asamblea.  Así que se dieron a la tarea de aumentar la enseñanza de la Fe en la ciudad y cuando Pablo llegó al D.F. traía ideas nuevas como poner anuncios en el periódico y tener charlas en el Centro Bahá'í sobre diferentes Religiones y las estrategias funcionaron.  Los interesados llegamos, mi vecino, el Dr Pellón, vio el anuncio en el periódico y envió a su indeciso primogénito Rubén a asistir a la reunión.  El anuncio del periódico decía.  “¿No sabes que hacer con tu vida?”.  Rubén fue y encontró sus respuestas y cumplió con la petición de Pablo de invitar a todos sus amigos y vecinos por lo que invitó a mi hermano Javier Espinosa y todos en la familia supimos que algo había pasado porque era una mejor persona:  oraba y estaba más feliz por lo cual le insistí que me llevara y lo seguí haciendo hasta que me llevó y conocí a Pablo y a la Fe Bahá'í.  La mayoría de los asistentes estábamos entre los 14 y 18 años y no podíamos ser parte de la Asamblea por lo que los miembros de la Asamblea no estaban complacidos en ese momento y se sintieron frustrados, pensando que la estrategia había fracasado.  Dios siempre responde a las oraciones.  Pablo logró ser un instrumento de la voluntad de Dios y su trabajo contribuyó grandemente al crecimiento de la Fé en todo México.

Gracias Pablo siempre te llevaremos en el corazón.
Rosa Linda Espinosa Frazelle